El acuerdo financiero entre la Casa Rosada y el gobierno de Donald Trump ya es un hecho, pero detrás del respaldo económico se esconde un mensaje político nítido: Washington exige gobernabilidad. Según confirmaron altas fuentes del oficialismo, el principal pedido de la Casa Blanca fue que el presidente Javier Milei recupere el control político del Congreso y reconstruya vínculos con gobernadores para asegurar el rumbo de las reformas.
“Nos pidieron una sola cosa: que retomemos el control político del Congreso”, reveló a este medio una fuente involucrada en las negociaciones.
La confirmación del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, este lunes por la mañana, selló un entendimiento que venía gestándose en silencio desde hace semanas. La urgencia se aceleró durante el fin de semana, a pocas horas de la apertura de los mercados.
Un respaldo con condiciones
El apoyo financiero de Estados Unidos —que incluye una línea de crédito de USD 20.000 millones y respaldo multilateral— busca blindar el programa económico del oficialismo, en especial de cara a las elecciones generales de octubre. Pero, según pudo reconstruir Infobae, el respaldo vino acompañado de un único requerimiento formal: orden político.
La administración Trump solicitó un informe detallado sobre las perspectivas parlamentarias de La Libertad Avanza, tanto en un escenario favorable como en uno más adverso. Washington quiere certezas de que las reformas estructurales que impulsa Milei —como la tributaria y laboral— puedan materializarse.
En ese sentido, el mensaje fue claro: la ayuda económica debe ir acompañada de estabilidad política.
¿Un pacto de gobernabilidad?
En la Casa Rosada ya se discute la posibilidad de un pacto político con gobernadores para garantizar una mayoría legislativa mínima. «Si fuera por mí, arranco mañana las reuniones. Pero estamos en campaña, y ahora nadie quiere ceder», reconoció un funcionario cercano al presidente.
El plan, según afirman en el entorno de Milei, sería activar las negociaciones después de octubre, con al menos una docena de mandatarios provinciales dispuestos al diálogo. Aunque también se valora un canal abierto con el PRO, el oficialismo considera que los jefes territoriales tienen mayor peso en el Congreso.
¿Habrá ofrecimientos de cargos?
Aunque desde algunos sectores del Gobierno creen que otorgar secretarías o subsecretarías a referentes provinciales puede servir como gesto político, otros lo relativizan: “Si no quiero hacer obra pública, no importa a quién se la dé”, explicó una fuente con alta influencia sobre Milei.
Más allá de las diferencias internas, todos coinciden en que el Gobierno deberá reconstruir la confianza política perdida en los últimos meses. Algunos gobernadores y legisladores se distanciaron por promesas incumplidas o diferencias en el armado electoral.
Interna en la toma de decisiones
Uno de los desafíos que enfrenta el Ejecutivo es la falta de unificado en el diálogo político. Hoy, distintos sectores del Gobierno encabezan conversaciones por separado: Santiago Caputo, Guillermo Francos, Lisandro Catalán y Martín Menem tienen estilos y prioridades distintos. Esta dispersión preocupa incluso dentro del propio oficialismo, donde ya hay voces que piden mayor coherencia interna.
Aunque la Casa Blanca no lo exigió formalmente, sí existe una expectativa tácita de que Milei ordene su sistema de decisiones, especialmente si quiere aprovechar el respaldo económico como plataforma para avanzar con su programa.
“El gesto económico es clave, pero tiene que venir acompañado de política”, coinciden tanto en Washington como en Balcarce 50.