El oro volvió a brillar. Este martes, el precio del metal precioso superó por primera vez los USD 4.000 por onza, alcanzando un nuevo máximo histórico en los mercados internacionales. La escalada responde a varios factores que están generando incertidumbre global y empujando a los inversores a buscar activos seguros.
En lo que va del 2025, el oro ya subió un 53%, y desde 2020 –cuando comenzó la pandemia– su valor más que se duplicó. Según analistas, este repunte refleja un clima de creciente preocupación por la economía global y la política en Estados Unidos.
¿Qué hay detrás de este boom? Por un lado, la posibilidad de que la Reserva Federal de EE.UU. baje las tasas de interés en los próximos meses hace que invertir en oro (que no paga intereses) sea más atractivo. Además, la caída del dólar y las señales de desaceleración de la economía norteamericana (como la baja en los empleos y en la industria) aumentan el apetito por refugios tradicionales.
También influyen los conflictos políticos, como el cierre parcial del gobierno estadounidense, las declaraciones de Trump contra empleados federales y la inestabilidad en otras potencias como Francia y Japón.
La banca de inversión Goldman Sachs proyecta que el oro podría seguir subiendo hasta USD 4.900 por onza si se mantienen las condiciones actuales.
Con todo esto, el oro vuelve a consolidarse como uno de los activos más buscados por quienes quieren proteger su capital frente a las turbulencias económicas. ¿Seguirá subiendo? Los próximos movimientos de la Reserva Federal y la evolución de la política en EE.UU. serán clave para saberlo.