Un cadete de «La Churrería» de Funes fue a entregar un pedido al barrio privado Kentucky, pero cuándo se presentó ante los empleados de seguridad se dio cuenta de que las cuatro docenas que llevaba eran para Lionel Messi y su familia. «Cuando lo vi casi me muero», contó Juan Pablo en declaraciones a Radio con Vos.

El repartidor confesó que en un principio no quería hacer el reparto al barrio Kentucky, porque los controles de seguridad de la entrada suelen ser engorrosos. «Cuando llegué los de seguridad me dijeron ‘es tu día de suerte, vas a ver al campeón’ y pensé que me estaba haciendo un chiste», relató.

«Cuando me acerco abre la puerta un amigo de Messi y él se asoma de atrás. Tenía un nudo en la garganta, no podía hablar», aseguró el joven que de chico soñaba con ser jugador de fútbol, pero sufrió un accidente automovilístico y se fracturó la clavícula.

Por su parte, Sofía, la encargada del local de churros, recordó que el cadete «tardó casi 45 minutos en volver, estaba casi temblando y llorando porque no podía creer lo que le había pasado. Antonela lo atendió, Mateo lo abrazó, y Leo lo saludó desde el fondo de la casa. No pudo tomarse una foto, pero se llevó ese recuerdo».

«El delivery me contó que mientras entregaba el pedido estaba llorando. Y allí señala que Mateo salió corriendo y le dijo ‘pues tío, ¿qué pasa?’ y lo abraza», detalló Sofía en declaraciones televisivas.

El repartidor contó que tiene dos trabajos. A la mañana en una fábrica, y a la tarde de cadete. «Ahora mi sueño es poder tener un laburo mejor, ser alguien en la vida», aseguró y destacó que está «muy orgulloso» de haberle llevado los churros «al mejor del mundo».

Luego la victoria de la selección Argentina por 2 a 0 en el amistoso ante Australia, el rosarino arrancó sus vacaciones antes de arribar a su nuevo club, Inter Miami, en Estados Unidos. Actualmente, Messi está en Rosario porque este fin de semana va a participar de la despedida de Maxi Rodríguez y Juan Román Riquelme.