Científicos de la Universidad de Oxford identificaron el gen responsable de duplicar el riesgo de insuficiencia respiratoria por COVID-19. El 60% de las personas con ascendencia sudasiática son portadoras de la señal genética de alto riesgo, lo que explica en parte el exceso de muertes observado en algunas comunidades del Reino Unido y el impacto de COVID-19 en el subcontinente indio.
Según detalló la Universidad, en investigaciones anteriores ya se había identificado un tramo de ADN en el cromosoma 3 que duplicaba el riesgo de los adultos menores de 65 años de morir de COVID-19. Sin embargo, los científicos no sabían cómo funcionaba esta señal genética para aumentar el riesgo, ni el cambio genético exacto que era responsable.
En un estudio publicado en Nature Genetics, un equipo dirigido por los profesores James Davies y Jim Hughes del Instituto de Medicina Molecular MRC de la Universidad de Oxford utilizó tecnología de vanguardia para averiguar qué gen causaba el efecto y cómo lo hacía.
“El factor genético que hemos encontrado explica por qué algunas personas enferman gravemente tras la infección por coronavirus. Demuestra que la forma en que el pulmón responde a la infección es fundamental. Esto es importante porque la mayoría de los tratamientos se han centrado en cambiar la forma en que el sistema inmunitario reacciona al virus”, explicó James Davies, codirector del estudio, que trabajó como consultor del NHS en medicina intensiva durante la pandemia y es profesor asociado de genómica en el Departamento de Medicina Radcliffe de la Universidad de Oxford.
El equipo entrenó un algoritmo de inteligencia artificial para analizar enormes cantidades de datos genéticos de cientos de tipos de células de todas las partes del cuerpo, para demostrar que la señal genética probablemente afecta a las células del pulmón.
A continuación, utilizando una técnica de gran precisión que acababan de desarrollar, los investigadores pudieron ampliar el ADN de la señal genética. De este modo, examinaron el modo en que los miles de millones de letras de ADN se pliegan para encajar en una célula, con el fin de localizar el gen específico que estaba siendo controlado por la secuencia causante del mayor riesgo de desarrollar COVID-19 grave.