El poder de la energía sexual

Por Raimi Rios

 

Cuando hablamos de sexualidad, no existe una idea fija, un dogma o un modelo en el que debamos encajar, sino que cada experiencia es un punto de entrada a nuestro vasto y rico paisaje interior. La energía sexual no es otra cosa que energía vital, es ese pulso interno que vibra, que te hace levantarte todos los días. Es la energía creativa, de manifestación, acción, de siembra, riego y cosecha. Cuando hablamos de energía «sexual» hay una creencia colectiva muy fuerte que la limita y la traduce solo como encuentros sexuales, pero, si bien es una parte, no es el todo.

La energía sexual es lo que conocemos como la energía del deseo, la que nos ayuda a materializar nuestras metas. La práctica más común con nuestra pareja es estar consciente, fusionando ambos cuerpos en el estado de consciencia superior a través del deseo sexual. Cuando no hay conexión, nuestra mente tiende a proyectar cualquier cosa y el disfrute del momento se pierde.

Todo lo que nos rodea, incluso nosotros mismos, somos energía. Científicamente hablando, las moléculas que nos componen formadas por átomos y éstos de protones, neutrones y electrones que vibran produciendo energía. Por lo tanto, todo vibra y está en constante movimiento.

 

La Energía Sexual es más que Sexo

La energía sexual es más que sexo, es la que nos ayuda a materializar nuestras metas. Todo lo que nos rodea, incluso nosotros mismos, somos energía. Científicamente hablando, las moléculas que nos componen formadas por átomos y éstos de protones, neutrones y electrones que vibran produciendo energía. Por lo tanto, todo vibra y está en constante movimiento.

El deseo en la energía sexual es ese querer “tener”, “poseer”. Es el interés que nos produce algo que queremos realizar. Estamos pensando en recibir. El deseo nace de la necesidad de querer algo que no tenemos y que nos produce mucho estímulo y entusiasmo por tener. El deseo nos impulsa a conquistar, a crear vías que nos conecten con nuestra meta.

Es importante comprender que la energía sexual es ilimitada, expansiva y amorosa; por tanto, nos aporta una gran vitalidad, equilibrio y salud interna para nuestro bienestar.

Nuestra energía sexual fluye cuando nuestros ciclos naturales son saludables, cuando hay una profunda conexión con el propio cuerpo para poder satisfacer sus necesidades. Cuando podemos sentir placeres cotidianos. Fluye también cuando gestamos ideas y proyectos y los llevamos a cabo. La energía sexual, además, está íntimamente ligada con la abundancia y el merecimiento.

 

Nuestro Cuerpo Guarda Nuestra Historia

Cabe destacar que, nuestro cuerpo guarda nuestra historia, es una memoria inconsciente que alberga herencia ancestral. Todos tenemos una vibración y es como una especie de frecuencia de radio que entra en sintonía con personas afines a nosotros. Si sientes soledad y buscas a alguien por ese vacío, es 100% probable que atraigas a una persona que también se siente igual que tú. Nuestra frecuencia y vibración determinan todo lo que vivimos.

Nuestro cuerpo también tiene centros importantes de energía conocidos como chakras, y cuando dos personas tienen un encuentro sexual experimentan un proceso de intercambio energético. Imagínate que, si la otra persona es depresiva, sin estabilidad o tiene algún tipo de adicción estás entrando en su frecuencia y tomando de su energía e inyectándole de la tuya. Eso explica por qué muchas de las veces te sientes triste sin razón, o cargas algún enojo e incluso, teniendo todo para experimentar felicidad y plenitud, sientes miseria y vacío.

Cuando nuestra percepción está adormecida por el estrés, la sobrecarga sensorial y las exigencias de una vida ajetreada, no podemos sentir mucho de lo que el cuerpo indica, incluido el deseo. Su equilibrado funcionamiento depende de que la energía se eleve sin bloqueos y que simplemente fluya. Esa energía que, al elevarse, activa lo propio de cada chakra, pero ¿Cómo despertarla? A través de ejercicios de respiración, mantras, danzas, meditaciones, rituales, la práctica del sexo, los buenos pensamientos, la música. Son momentos intensos de alta conexión con nosotras mismas o con el entorno.

Al final, todo reside en la cantidad de energía que somos capaces de movilizar y dirigir conscientemente. Y la sexualidad nos ayuda a recuperar y expandir nuestra energía personal.

En este proceso de apertura podemos descubrir una fuente de creatividad asombrosa, acompañada de grandes dosis de intuición e inspiración, logrando así una energía sexual sin obstáculos, sintiéndonos más libres, seguros, plenos y poderosos.

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