La acusación se basa en la autopsia, videos, y un testigo presencial

El fiscal que investiga el caso de Jorge Ríos, el herrero de 71 años que mató a tiros a uno de los delincuentes que entró a robar a su casa del partido bonaerense de Quilmes, tuvo en cuenta para acusar al jubilado de «homicidio agravado» los resultados de la autopsia, las imágenes de las cámaras de seguridad, el secuestro de tres vainas servidas en la escena del crimen y la declaración de un testigo presencial.

Una calificada fuente judicial explicó hoy a Télam que en base a estos, y otros elementos del expediente, se sigue analizando en detalle cómo sucedieron los hechos investigados.

En tanto, esta semana comenzarán en la Asesoría Pericial de la Procuración en Lomas de Zamora el cotejo balístico de las tres vainas servidas secuestradas en la escena del crimen con la pistola Bersa Thunder 9 milímetros utilizada por Ríos.

Además, en las próximas horas se define el pedido de la defensa particular para que aparten al fiscal de la causa, Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Quilmes.

En caso de que el fiscal general de ese Departamento Judicial, Marcelo Dragui, finalmente rechace ese pedido, uno de los abogados del jubilado, Marino Cid Aparicio, dijo a Télam que no descartan pedir la recusación a la Justicia de Garantías, aunque aclaró que están más enfocados en «el tema central» que es la defensa técnica de Ríos.

Y el objetivo de esa defensa es demostrar que se trató de un caso de «legítima defensa» y no de un «homicidio agravado por el uso de arma de fuego», tal cual está caratulada la acusación del fiscal Rivas.

La fuente judicial consultada señaló que los elementos principales en los que se basó la imputación son la autopsia, los videos, las vainas secuestradas y la declaración de un colectivero que dijo haber visto la secuencia final de lo ocurrido entre Ríos y el delincuente fallecido, Franco Marín Moreyra (26), alias «Piolo».

De acuerdo al informe preliminar de la autopsia, «Piolo» murió a raíz de dos heridas de bala, una en el tórax y la otra en el abdomen; al tiempo que presentaba una fractura en un tobillo que se cree se lo lesionó cuando se descolgó del techo de la vivienda de Ríos.

Las cámaras de videos del Municipio mostraron dos secuencias: una, cuando Moreyra se descuelga del techo y escapa a la carrera, aunque renguenado por la fractura de tobillo; y otra, a unos 60 metros de la casa del jubilado, donde se ve a éste junto al ladrón tirado en el piso, en el sitio donde finalmente fue encontrado muerto.

En ese mismo lugar, los peritos secuestraron las vainas servidas, en tanto que por allí también pasó dos veces en cuestión de segundos un colectivero que conducía un Fiat Uno blanco, que también se ve en las imágenes de los videos.

Este testigo declaró ante el fiscal Rivas que él vio a una «persona mayor» -presuntamente el herrero- patear a un joven caído y que en ese sitio escuchó tres disparos, dos seguidos y, luego, un tercero.

Sin embargo, la defensa de Ríos sostiene que los disparos que mataron a Moreyra no fueron efectuados allí, sino adentro de la casa, cuando el herrero puso en fuga a los delincuentes.

A raíz de lo ocurrido aquella madrugada del 17 de julio último, el jubilado quedó detenido inmediatamente después del hecho, y tras negarse a declarar en su indagatoria ante el fiscal Rivas, su defensa solicitó la excarcelación extraordinaria por problemas de salud y debido a que a su edad es parte del grupo de riesgo ante la pandemia por coronavirus.

El lunes pasado, un día después de que Ríos se descompensó en la comisaría y debió ser asistido en un hospital, el juez de Garantías Martín Nolfi le concedió el arresto domiciliario, tras lo cual, el jubilado se instaló en la casa de un familiar.

Para Cid Aparicio, al haberlo dejado detenido con esos problemas de salud, el fiscal Rivas incurrió en «pérdida de objetividad, pérdida de legalidad y violación de leyes nacionales e internacionales»; argumentos con los que pidió su apartamiento.

A su vez, los hijos del herrero decidieron poner en venta la vivienda de su padre, situada en Ayolas al 2700 de Quilmes Oeste donde ocurrió el asalto, ya que están cansados de los hechos de inseguridad y, a la vez, de recibir amenazas por parte de personas presuntamente allegadas a Moreyra.

«Yo no nací para matar a nadie», sostuvo el jubilado en su única declaración a la prensa apenas recuperó la libertad en forma morigerada, al tiempo que su domicilio quedó con custodia policial para evitar represalias.

Por su parte, la Policía de Quilmes, cuya cúpula fue cambiada luego del hecho, detuvo a cuatro acusados de participar del intento de robo a Ríos: Cristian Chiara (23), Martín Ariel Salto (27), Daniel Ezequiel Córdoba (25) y Claudio Dahmer (27).

Y mientras el cortejo fúnebre que acompañó los restos de Moreyra pasó por el frente del estadio del club Quilmes, los vecinos del herrero realizaron un cacerolazo frente a su casa para defender su accionar y exigir mayor seguridad.

Por otro lado, las repercusiones de lo ocurrido con el jubilado alcanzaron en las últimas horas el caso de otra muerte violenta ocurrida hace seis años también en Quilmes y que tuvo como víctima a Adrián Novillo (16), ya que el padre de este chico afirmó que la misma banda que asaltó a Ríos es la misma que asesinó a golpes a su hijo.

Deja un comentario

Desarrollo Web Efemosse