La Unión Europea refuerza controles y acelera deportaciones

La Unión Europea (UE) presentó hoy una controvertida reforma del sistema migratorio para refugiados y solicitantes de asilo, que distribuye responsabilidades entre Estados miembros, pero a su vez refuerza los controles fronterizos y fortalece los mecanismos de deportación.

Según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el Nuevo Pacto por la Migración y el Asilo representa un equilibrio «justo y razonable» entre «responsabilidad y solidaridad», informó la agencia de noticias AFP.

Se trata de una reforma radical del sistema basado en el Convenio de Dublín, eje de tensiones en el bloque ya que coloca todo el peso en los países situados en las fronteras externas de la UE, como Grecia e Italia, desbordados desde la enorme crisis migratoria de 2015.

La reforma revisa el principio vigente hasta ahora por el cual el país de llegada de un migrante a la UE tiene la responsabilidad de tratar sus solicitud de asilo.

Asimismo, este nuevo plan propone blindar judicialmente a las ONG que rescatan migrantes en el mar.

Pero también busca sortear la persistente negativa de países como Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, de recibir a solicitantes de asilo.

El pacto en cuestión prevé un proceso acelerado para rechazar más rápidamente a los migrantes que no sean elegibles para recibir protección internacional que, según la Comisión, se trata de personas que proceden de países con una tasa de respuesta positiva estadísticamente baja a las solicitudes de asilo -menos del 20%-, como Túnez o Marruecos.

Por el nuevo plan, si un país considera que no puede hacerse cargo de los migrantes, puede solicitar la activación de un «mecanismo de solidaridad obligatorio», que debe ser decidido por la Comisión comprendida por todos los Estados que, a su vez, podrán elegir si dar la bienvenida a los solicitantes de asilo, “patrocinar” su regreso a su país de origen o construir centros de recepción como campos de refugiados.

Sin embargo, la norma establece que si un país de la UE no devuelve a los migrantes a su país de origen en un plazo de ocho meses, debe recibirlos.

«Tenemos que concentrarnos más en los retornos. En nuestro plan de hoy hay múltiples iniciativas para conseguir una mayor eficacia en los retornos «, explicó la comisaria europea de Asuntos Internos, Ylva Johansson.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, agregó que el nuevo plan incluye un refuerzo de los controles fronterizos.

«Todos los recién llegados serán sometidos a intensos chequeos de identidad, seguridad y salud», señaló.

Las críticas no tardaron en llegar: Marissa Ryan, de la organización humanitaria Oxfam, aseguró que la UE «se inclinó ante la presión de los países del bloque cuyo único objetivo es disminuir el número de personas que reciben protección en Europa».

Francois Gemenne, experto en legislación migratoria europea, apuntó que el nuevo pacto era un «balance entre la xenofobia y la cobardía».

Mientras se dirime sobre el nuevo plan migratorio europeo, el buque de rescate «Alan Kurdi» de la organización alemana de ayuda humanitaria Sea-Eye tomó rumbo al puerto francés de Marsella con 125 inmigrantes rescatados a bordo.

El «Alan Kurdi» había llegado el fin de semana pasado a las aguas de la isla italiana de Lampedusa, pero ese país no dio permiso para acoger a los migrantes rescatados frente a la costa libia.

Malta también rechazó la petición de acoger a los migrantes.

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