Durante la asunción de Ortega en Nicaragua, el presidente Díaz-Canel se reunió con el vicepresidente iraní acusado de volar a la AMIA, cuando la justicia federal ya había exigido su captura a la dictadura sandinista.
La foto del presidente cubano y el vicepresidente iraní llegó a la Cancillería y hubo una cerrada condena en sordina respecto a Díaz-Canel, pero el Palacio San Martín optó por dejar en pie un acuerdo comercial entre la Argentina y el régimen comunista que abre la posibilidad de comprar vacunas contra el COVID-19 fabricadas en la isla caribeña.
Sin embargo, Cafiero mantuvo la vigencia de un acuerdo sobre la eventual compra de vacunas cubanas que no tienen aún aval científico y que por ahora no son aceptadas para ingresar a Estados Unidos y Europa.
Se trata, entonces, de un benévolo gesto diplomático que Díaz Canel pagó con una foto departiendo con el terrorista Rezai.