Berni cruzó al Presidente tras la foto de Olivos y le envió una carta abierta: «Agotamos la paciencia de muchos»

Luego del escándalo causado por la foto de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en plena vigencia del aislamiento obligatorio, el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, publicó una carta abierta: “Nosotros tenemos que dar el ejemplo, ser más éticos que los demás y trabajar el doble”

Luego de las declaraciones del Presidente sobre el tema, Sergio Berni ha volcado sus reflexiones sobre el tema en forma de carta pública, con el título “Yo no fui, fue ella”, en la que recuerda que la primera reacción de Alberto Fernández fue negar el hecho.

El texto completo de la carta de Sergio Berni:

YO NO FUI, FUE ELLA

El perdón está en la base de toda sociedad. Sin perdón, los agravios se acumularían hasta formar una costra de rencores que harían imposible la vida en común.

El perdón es reconocer en el otro nuestra propia naturaleza de fragilidad, y supone un acto de reflexión para no reincidir en el mismo error, en la misma falta.

Claro que para que exista el perdón se necesitan dos requisitos: reconocimiento de la falta propia y arrepentimiento.

En el caso de la foto de cumpleaños, el Presidente en primer término negó el hecho. Luego no pudo seguir sosteniendo la falsedad de la noticia. Entonces eligió el camino de deslindar la responsabilidad hacia su propia mujer.

Nadie pide que el Presidente se flagele en público ni que se arranque los cabellos como acto de automortificación para la obtención del perdón e indulgencia colectiva. No. Se pide algo más elemental y sencillo. Que ponga fin a la práctica de justificar dialécticamente cualquier cosa con cualquier argumento. Que asuma la realidad de un país que necesita como nunca de firmes liderazgos que ofrezcan templanza, capacidad de trabajo, visión estratégica, comprensión del país que se pretende conducir y compromiso y solidaridad con quienes nos eligieron para que resolvamos los problemas de la vida cotidiana.

No se trata de enredarnos en discusiones domésticas infinitas. Se trata de decir que agotamos la paciencia de muchos y que llegó la hora de tomar la responsabilidad de gobernar el país con la seriedad que el asunto merece.

No me gusta hacer leña del árbol caído. Pero tampoco podemos encerrarnos en un mutismo complaciente y celebratorio de la insensatez y la irresponsabilidad. Estos episodios debilitan la política, debilitan un proyecto nacional, debilitan la legitimidad presidencial, debilitan la posibilidad de construir consensos sociales para sacar a la Argentina del triste lugar en que se encuentra. Y dan lugar a los discursos más retrógrados que acechan esperando los yerros nuestros para volver a la carga con los designios entreguistas de siempre.

Hay quienes dicen que con estos razonamientos podemos poner en peligro la campaña. A esos compañeros les quiero decir que no se equivoquen, que quien esto escribe es un militante. El Pueblo no es tonto y sabe que en esta elección se juegan sus propios intereses. La opción de hierro es defender un proyecto que tiene por horizonte

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